Biodiversidad en el aprendizaje humano.

 Por: Prof. Lilian Ayelén Ruti

En su “Comentario reflexivo a la edición del libro”, Humberto Maturana destacado biólogo, filósofo​ y escritor chileno entiende que “los niños no son el futuro de la humanidad,  sino que el futuro de la humanidad somos nosotros, los adultos” (Humberto Maturana, Chile, 2000). Y esto, porque en el ámbito de la pedagogía, existen dos caminos: el camino de la educación y el camino de la enseñanza. El mero camino de la enseñanza es aquel sendero que hemos transitado hasta este momento en el sistema educativo instaurado, y el cual es imperativo modificar. En cambio, el “camino de la educación” es el que se relaciona en forma directa con nuestra condición humana. En concordancia con el destacado autor, no sólo somos seres racionales, sino precisamente somos seres “emocionales”, que hacemos uso del “lenguaje” en nuestra plasticidad conductual.

Sin embargo, en absoluta dicidencia con el postulado del autor en el que supone entender a los seres humanos como seres igualmente inteligentes, sostengo con firmeza la naturaleza diversa de nuestra especie, la natural distinción entre cada individuo, susceptible de evolucionar en su centro y carácter, tanto en los efectos neuronales de naturaleza racional como en los efectos producidos en el córtex y neocórtex , responsables de las respuestas emotivas dadas dentro de nuestros cerebros.

Suponer a los seres humanos como seres igualmente inteligentes implica negar ese aspecto natural y biológico de la biodiveersidad. Sería algo así como salir a dar una vuelta al parque y pretender que cada árbol que observemos tenga idéntica forma que sus árboles vecinos. Sólo podemos entender a los seres humanos como seres igualmente inteligentes, si se trata de unificar a la especie humana como un todo, en una clara comparación ventajosa respecto de otras especies biológicas. Todo lo cual no es más que una mera estrategia de uso del lenguaje.


Comentarios